Una de las aportaciones más importantes de la Teoría de la Metáfora Conceptual es el descubrimiento de que gran parte de lo que decimos tiene una base metafórica. Esto no quiere decir que sea creativo, sino que el significado de esas construcciones (sustantivos, verbos, preposiciones, expresiones idiomáticas, etc.) está basado en sentidos originales más concretos, físicos, y en muchos casos sensoriales. La evidencia lingüística sugiere que la metáfora juega un papel fundamental en el cambio semántico y apunta a una naturaleza corporeizada del lenguaje. La Teoría de la Metáfora Conceptual nos descubre también que el lenguaje refleja asociaciones estables en nuestra representación de ciertos conceptos o dominios de conocimiento, y que estas asociaciones influyen en nuestra manera de pensar y percibir el mundo. La psicología experimental ha empezado ya a dar prueba de ello. La metáfora puede explotarse activamente con fines pedagógicos (por ejemplo, en la enseñanza de idiomas).